El rugido del volcán Cumbre Vieja “se ha reducido notablemente” en las últimas horas y la emisión de lava y cenizas parecen haberse detenido en la isla española de La Palma, pero los científicos piden cautela ante el cambiante escenario tras ocho días de erupción.

Según una corresponsal de la AFP en La Palma, a media mañana del lunes no se veía ningún flujo viscoso de lava saliendo del volcán, ni tampoco cenizas.

“La actividad se ha reducido notablemente en las últimas horas en La Palma”, indicó el Instituto de Geociencias de Madrid, junto a un gráfico que mostraba la caída de la actividad.

“Hay que estar muy vigilantes de su evolución porque el escenario puede cambiar rápidamente”, alertó sin embargo.

“En las ultimas horas el tremor volcánico ha casi desaparecido, así como la actividad explosiva estromboliana [tipo de acción volcánica que alterna erupciones de lava y proyecciones explosivas, bautizado así en referencia al volcán de la isla de Estrómboli, en el sur de Italia, ndlr], afirmó igualmente el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) en su cuenta oficial.

Preguntado por la AFP, el organismo dijo que, por ahora, no podía determinar si se trata de una pausa o del final de la erupción, e indicó estar evaluando diferentes escenarios.

Esta noche, sin embargo, las autoridades habían ordenado confinar a los habitantes de varios barrios del municipio de Tazacorte para protegerles de la posible llegada al mar de la lava del volcán Cumbre Vieja, que podría emanar gases tóxicos en esta isla atlántica de 85.000 habitantes.

Previsto inicialmente para el comienzo de la semana pasada -y atrasado después por la ralentización de las coladas-, los expertos temen los efectos del encuentro del magma ardiente con el agua, que podría generar un choque térmico que derivara en la formación de columnas de vapor de agua cargadas de ácido clorhídrico.

La erupción del Cumbre Vieja no ha dejado víctimas por el momento, pero ha provocado graves daños materiales y forzado a la evacuación de más de 6.000 personas.

Las ardientes coladas de magma gris y naranja han engullido casi 500 construcciones y la lava cubre ya más de 212 hectáreas, entre ellas numerosas plantaciones de plátanos, de acuerdo a los datos del sistema europeo de medición geoespacial Copernicus.

Las dos erupciones precedentes en La Palma tuvieron lugar en 1949 y 1971, provocando la muerte de tres personas en total, dos de ellas por inhalación de gases.

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