La tenista alemana Angelique Kerber venció este sábado a la estadounidense Serena Williams y conquistó su primer torneo de Wimbledon, en una jornada en la que Novak Djokovic batió a Rafael Nadal en una trepidante semifinal.

Serena Williams

La victoria de la alemana en poco más de una hora evitó que Williams conquistara a los 36 años su octavo torneo de Wimbledon, tras su parto complicado hace 11 meses, e igualara así a la australiana Margarite Court como la jugadora con más torneos del Grand Slam, 24.

La antigua número 1 mundial, actual 181ª de la WTA, se vio totalmente desbordada por la alemana de 30 años, décima en el ránking mundial.

Kerber, cuyos dos únicos títulos del Grand Slam eran los Abiertos de Australia y de Estados Unidos de 2016, controló muy bien el partido desde el principio, neutralizando la mejor arma de Serena, el servicio, que llegó a romper en cuatro ocasiones, por solo una su rival.

Once golpes ganadores y un “ace” bastaron a la alemana para ganar el partido, gracias sobre todo a los 24 errores no forzados de su rival, demasiados en un partido tan corto.

– La primera alemana desde Steffi Graf –

La determinación y seguridad de Kerber estropearon el guion del público, al que se le veía con ganas de asistir a un hito en la historia del tenis, y aunque intentó que Serena se metiera en el partido y hubiera un tercer set, la alemana lo impidió.

“Es un sueño hecho realidad”, dijo al borde del llanto Kerber, que había perdido la final de 2016 precisamente ante Serena.

“Sabía que tenía que jugar mi mejor tenis para ganar a una campeona como Serena”, narró la alemana.

“Era mi segunda oportunidad de jugar en la final. Soy la siguiente desde Steffi [Graf en 1996]. Es increíble”, dijo sobre el hecho de que la legendaria jugadora, que ejerció de mentora suya, fuera la anterior alemana en ganar en Londres.

Hace varios años que el récord de la australiana Court, estrella en los 60 y 70, es el gran objetivo de la mayúscula carrera de la pequeña de las Williams.

Tras perder el número 1 ante Kerber en 2016, a principios de 2017 Serena recuperó el trono en Australia al lograr su 23º título mayor, cuando ya estaba embarazada. Fue su último torneo antes de dar a luz en septiembre a Olympia en un parto en el que su vida corrió peligro, según explicó meses más tarde.

Durante su ausencia, entre febrero de 2017 y marzo de este año, ninguna tenista dominó el circuito como ella, y el número uno del ránking fue sucesivamente ocupado por Kerber, la checa Karolina Pliskova, la española Garbiñe Muguruza y la rumana Simona Halep.

– Djokovic y Nadal, un duelo de altura –

Antes Djokovic batió a Nadal en un vibrante partido por 6-4, 3-6, 7-6 (11/9), 3-6 y 10-8 y buscará su cuarto título en Wimbledon en su primera final desde 2015.

En un partido magnífico de 5 horas y cuarto, que se disputó en dos días, el serbio de 31 años venció y se medirá en la final del domingo al sudafricano Kevin Anderson.

Nadal, en cambio, número uno mundial, perdió a los 32 años la oportunidad de disputar su sexta final del torneo y optar a un tercer título, además de igualar a Bjorn Borg como el único tenista de la historia en hacer tres dobletes Roland Garros-Wimbledon.

Al término del partido, el serbio, nº21 mundial, bromeó sobre su cansancio y el de Anderson, cuya semifinal con el estadounidense John Isner duró más de seis horas: “ya veremos si podremos jugar…”.

“Él tuvo un día libre, que es mucho, ojalá yo hubiera tenido uno. Pero es como es, y para mí es increíble jugar una final de Wimbledon”, añadió.

Nadal, por su parte, dijo no entender porque el partido se había disputado bajo techo -las canchas cubiertas son las peores para el mallorquín- pero Djokovic explicó que había sido una decisión de la organización.

“Los organizadores y arbitros dijeron que había que cerrar el techo porque empezamos el partido con este cerrado”, dijo.

El partido Nadal-Djokovic se suspendió el sábado a las 22H00 GMT cuando el serbio acababa de anotarse su segundo set (2-1).

El encuentro estuvo a la altura de la rivalidad: ambos han jugado en 52 ocasiones -el cartel más repetido en la era profesional-, con 27 victorias del serbio y 25 del español.

El serbio estuvo en cuatro ocasiones a dos puntos de ganar el encuentro, una situación de la que nunca gozó Nadal, y finalmente aprovechó su segunda bola de partido.

La noticia del partido fue que Djokovic volvía a ser el viejo Djokovic, en general -no disputaba las semifinales de un torneo grande desde 2016-, y que Nadal volvía a ser el buen jugador sobre cancha de hierba de 2011 y antes.

En 2012, una lesión de rodilla que le restó confianza en la superficie más exigente con esta articulación y a partir de aquel año, y hasta esta edición, el mallorquín había sido eliminado en octavos y antes por una letanía de desconocidos.

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