La ‘Nazionale’ contra los ‘Three Lions’, una selección renacida contra el anfitrión, ¡Italia contra Inglaterra! Londres tiene ya la final con la que soñaba, el domingo entre dos serios aspirantes al trono europeo, aunque sólo uno saldrá coronado de la ‘catedral’ del fútbol al término de esta Eurocopa.

Ya encendido el miércoles durante la victoria de los ingleses ante Dinamarca (2-1 en la prórroga), el mítico estadio de Wembley se prepara para entrar de nuevo en ebullición en apoyo a sus héroes, que sueñan con su primer título de prestigio desde el Mundial-1966, y con suceder a Portugal, campeón de la Eurocopa de 2016.

La prensa inglesa pugnaba por escribir el mayor superlativo este jueves, para describir a sus “rugidores Three Lions”, como apunta el tabloide The Sun. El Telegraph optó por titular con ‘History boys’ (“chicos para la historia”).

Inglaterra hace historia”, escribió The Times, 55 años después del triunfo inglés en el Mundial de 1966, su único título.

“¡Al fin!”, esa es en efecto la sensación predominante entre los aficionados de Inglaterra, entre los que sólo los más veteranos pueden recordar la última y única final de su selección nacional, hace 55 años en el Mundial. Toda una vida.

“La final será un momento especial. Habrá un vencedor y un perdedor, de nosotros depende estar del lado de los ganadores”, afirmó su capitán Harry Kane.

– ‘Multitud’ –

Los ingleses contarán para ese reto con un estadio entregado a su causa, con más de 60.000 aficionados, probablemente “la mayor multitud congregada para un evento deportivo en Reino Unido desde hace 15 meses”, como prometía el gobierno británico los últimos días.

El aforo, aumentado con ocasión de las semifinales y de la final, ya alcanzó 64.950 espectadores el miércoles, según la UEFA.

Y si las efusivas muestras de alegría recordaron al “fútbol de antes” de la pandemia, tal reunión de personas supone un motivo de preocupación para numerosos responsables europeos, por el aumento de contagios de covid-19 debidos a la virulenta variante Delta.

Además, un simple ‘autotest’ negativo puede bastar para entrar en el estadio, en cuyo interior son pocos los que mantienen la mascarilla puesta.

Pero los aficionados ingleses no serán los únicos, ya que miles de italianos que residen en Reino Unido o en Irlanda podrán asistir, al igual que los 1.000 aficionados procedentes de Italia, a través de un pasillo sanitario muy estricto que no les exonerará de una cuarentena al regreso.

En todo caso el ambiente estará caldeado, ya que la ‘Nazionale’, victoriosa ante España en los penales el martes querrá borrar el mal recuerdo de su última final, en 2012 contra España (derrota 4-0).

– ¿Italia como Portugal? –

Es la 4ª final de un gran torneo a la que llega Italia desde el año 2000, señal de la gran regularidad de la campeona de Europa en 1968 y de la cuádruple campeona del mundo.

Es sobre todo el año de la reconquista para los ‘Azzurri’, tres años después de su no clasificación para el Mundial-2018, auténtica catástrofe en el país de Marco Verratti y Lorenzo Insigne.

Los italianos, que enderezaron el rumbo guiados por Roberto Mancini, sueñan con reeditar el éxito de Portugal en 2016, cuando aguaron la fiesta a la anfitriona Francia.

“Los tres últimos años, los jugadores ganaron crédito. Poca gente creía en ello pero estamos en la final”, apuntó Mancini.

Pero Inglaterra sólo ha recibido un gol en el torneo, y la profundidad de su ataque hace temblar a cualquier defensa, con Raheem Sterling, los jóvenes Bukayo Saka y Phil Foden, los volantes Mason Mount y Jack Grealish, los extremos Marcus Rashford y Jadon Sancho, y el goleador y referencia ofensiva Harry Kane.

Luego de cuatro semanas de una Eurocopa repartida en 11 países, marcada por la pandemia como por algunas rencillas diplomáticas, por el drama evitado del danés Christian Eriksen, Wembley no podía soñar con una final mejor para cerrar el torneo en éxtasis.

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