Miles de hinchas de Argentina estallaron en un solo grito en la histórica Plaza San Martín de Buenos Aires cuando terminó el partido para el infarto contra Nigeria, por el triunfo 2-1 y el pase a octavos de final en el Mundial de Rusia-2018.

“¡(Lionel) Messi te adoro, sos un crack!”, gritó a voz en cuello Carlos Di Martino, de 18 años, desempleado y futbolista amateur, en el momento en que el capitán Albiceleste marcó la apertura del marcador con un toque de calidad de su botín derecho, el menos hábil.

Las sombras y la angustia volvieron con una sonora rechifla cuando se vio al árbitro sancionar tiro penal para las Águilas Verdes por amarre de Javier Mascherano, verificado con el VAR, y llegó el empate parcial 1-1.

“Noooo”, aulló desconsolada Renata Belgrano, de 26 años. Estaba con amigas y un termo de mate (infusión). Un largo silencio siguió al penal anotado por los nigerianos.

Pero minutos después la gente se abrazaba, saltaba y lloraba frente a una pantalla gigante cuando Marcos Rojo anotó el gol de la victoria sobre el césped de un parque en el residencial barrio de La Recoleta que parecía una tribuna del estadio de San Petersburgo.

“Nunca jamás había perdido la esperanza. Ahora estamos en octavos (para jugar contra Francia)”, dijo Julio Turumayo, un mesero de 38 años que estaba en la plaza con su hijo y su esposa. “Pero va a ser difícil. El gol de Messi fue fabuloso y dejó mudos a los que lo criticaban. El gol de Rojo fue una bendición”, dijo Turumayo.

Antes, en medio de la desilusión cuando se marcó el penal para los africanos, hubo un momento de caluroso y desesperado aliento de los hinchas al arquero “Vamos Franco, Franco (Armani)”. Hasta este martes, un clamor en vano de los hinchas y la prensa había reclamado al DT, Jorge Sampaoli, que entrara como titular al guardameta de River Plate. Por fin pudieron verlo.

La muchedumbre se apiñaba en el pasto con gorros, banderas de todos los tamaños, maquillaje albiceleste en los rostros, como si estuvieran en la cancha.

– ¡Messi vive! –

“¡El 10 está vivo!”, había gritado Di Martino para celebrar la resurrección de Messi, que había jugado sin alma en el empate ante Islandia 1-1 y la goleada sufrida frente a Croacia por 3-0.

“Este gran gol de Messi a Nigeria lo tengo ahora grabado en el corazón y es uno de los más importantes de su carrera”, dijo Emanuel Rodríguez, un cocinero de 26 años.

Rodríguez, en medio de los festejos, tuvo tiempo de analizar: “Ahora nos va a ir mejor en este Mundial. Messi es el mejor jugador del planeta, pero lo más importante es resolver los problemas económicos del país”.

Un hincha llevaba en su cabeza un cartel montado en un sombrero con la leyenda “Pongan huevos (corazón)”, complementado con varios huevitos de gallina pegados a la cartulina. Esta vez el corazón de los jugadores permitió revivir a un equipo que aún busca su identidad y un nivel que justifique tanto apellido famoso.

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