Javier Mascherano jugaba en Rusia su cuarto Mundial. Con 34 años recién cumplidos. Tras una etapa triste de la Albiceleste, plagada de malos resultados, dolorosas derrotas en finales y cambios de entrenador que culminó este sábado con la derrota ante Francia en octavos de Rusia-2018 (4-3), el ‘Jefecito’ dijo basta y anunció su adiós a la selección.

“Es hora de decir adiós. De ahora en adelante deseo que todos los chicos que sigan puedan lograr lo que se buscó. Se rompe la ilusión”, declaró Mascherano, visiblemente conmovido, a la cadena argentina TyC, al concluir el partido.

Mascherano pone punto final con 147 partidos como internacional, después de que frente a Islandia (1-1), en el estreno mundialista, hubiera superado el récord de internacionalidades de Javier Zanetti.

Javier Mascherano

Una escuadra que contaba con un talento único como Lionel Messi, miraba al unísono a Mascherano en busca de indicaciones. Él situaba, colocaba y ordenaba a sus compañeros con el liderazgo que solo permiten la edad, los títulos y una personalidad aplastante.

Así volvió a hacerlo este sábado. Pese a que el físico ya no le daba para contener la velocidad endiablada de los delanteros franceses, fue de los pocos que ganó algún duelo ante los Bleus.

Cuando todos miraban al suelo en la derrota en la final ante Alemania en Brasil-2014, o en las Copas América de 2015 y 2016 ante Chile, el exjugador del Barcelona, hoy en las filas del Hebei China Fortune, levantaba los ánimos y los espíritus.

Con la serenidad de la gloria pasada. Con los espejos de Diego Simeone y Diego Maradona. Con la confianza en títulos futuros que nunca llegaron.

“Ganar es una felicidad, pero también hay que aceptar que no siempre se gana. Lo normal es perder, ganar es una circunstancia”, afirmó en el pasado el que cuenta en su palmarés con dos Ligas de Campeones, dos oros olímpicos, cinco Ligas de España y cuatro Copas del Rey.

“En la derrota se aprende más que en el éxito. El éxito tiende a deformar las cosas”.

“Masche”, que se formó como jugador en River, creció a las órdenes del español Rafa Benítez en el Liverpool y tocó la cima con Pep Guardiola en el Barcelona, dice adiós a la selección argentina, el gran amor de su carrera deportiva.

Una carrera que le ha llevado a saborear las mieles del éxito en sus clubes y a vivir las más profundas tristezas con la casaca albiceleste. La última, la dolorosa derrota de este sábado ante Francia.

– Escudero y amigo –

Dolorosa no sólo por él, sino porque soñaba con ayudar a Messi a ganar un Mundial.

“Messi es diferente al resto de los jugadores. Messi es patrimonio de todos. Es como los grandes artistas, no tiene una nacionalidad, sino que pertenece a la gente que paga una entrada para verlo”, dijo cuando era su compañero en el Barça.

Pero Messi, ganador de cinco Balones de Oro, habla con la pelota atada a los pies. El fútbol es su voz. Mascherano era el encargado de ocupar el resto de los silencios.

Así lo tuvo que volver a hacer durante la concentración argentina en la periferia de Moscú. Salió en defensa de Messi cuando los resultados no se dieron; desmintió los rumores de que el vestuario estaba enfrentado a Sampaoli; pidió unidad en los malos momentos… pero las palabras no se transformaron en milagros.

Todo entrega y pundonor, compartió con La Pulga muchos años de vestuario y reconoció que “qué lindo sería ser Messi por cinco segundos”. Se complementaban. Eran como el Yin y el Yang.

A la calidad y el talento de uno se unía el carácter y el esfuerzo del otro. La pasión, alimentada desde que “tenía 10 años y mis amigos me invitaban a salir a jugar a la tarde y yo me quedaba a ver un partido de Champions”.

El “Jefecito” luego cumplió su sueño de levantar el trofeo hasta por dos veces, al lado de leyendas como Xavi Hernández y Andrés Iniesta. Y con un denominador común: Lionel Messi.

Esfumado el sueño mundialista, Mascherano insistió este sábado, en el momento de su adiós, en perseverar.

“Es hora de alentar a que los chicos sigan intentándolo. Seguramente tarde o temprano se les va dar. Ojalá que más allá de todo sigan insistiendo. De eso se trata la vida, de insistir”, dijo.

Hasta en el momento del adiós no pudo evitar seguir dando sabios consejos, erigiéndose en la voz de la Argentina.

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